La Plaza de Armas de Trujillo

Plaza de Armas

El 5 de marzo de 1535 el conquistador Francisco de Pizarro hace oficial la fundación de Trujillo. Conocida actualmente como la Ciudad de la Eterna Primavera, está situada en la costa norte de Perú, a 550 kilómetros de Lima. El interés de esta ciudad radica en su hermosa arquitectura colonial y en el yacimiento arqueológico de Chan Chan, en sus alrededores, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986.

Hoy nos queremos detener en su Plaza de Armas, el lugar desde el que precisamente Pizarro fijó la fundación de la ciudad. Desde entonces y hasta ahora es el corazón del centro histórico, punto de encuentro tanto de turistas como de lugareños y una de las plazas más bonitas de Perú (de noche, especialmente, con todos los edificios iluminados es una auténtica maravilla), además de la más grande.

En el centro de esta plaza se levanta el Monumento a la Libertad, escultura diseñada por Edmund Moeller entre 1921 y 1929. Con ella se quiso conmemorar el centenario de la independencia de Trujillo (29 de diciembre de 1820). Nos situamos junto a ella para así poder contemplar mucho mejor los edificios que rodean a esta plaza.

De todos ellos destaca especialmente por su vistosidad la Catedral de Trujillo. Su color amarillo sobresale de todo el conjunto de la plaza. Fue construida a mediados del siglo XVII y a simple vista tiene un aspecto macizo. Posiblemente sea más llamativo el exterior que el interior, aunque no hay que obviar una visita. En ella se pueden ver numerosas obras de arte en forma de retablos, lienzos y esculturas. De paso hay que acercarse hasta el Museo Catedralicio.

Junto a la catedral se encuentra el edificio del Arzobispado de Trujillo. En realidad se trata más bien de una antigua casona de origen colonial, y que fue construida en el siglo XVIII. En su interior se llevan a cabo a lo largo del año numerosas exposiciones, por lo que si os gusta el arte podéis acercaros a ver qué exponen en ese momento.

El otro edificio que destaca en esta plaza es el del Palacio de Gobierno, que comparte protagonismo con el Hotel El Libertador (de color rosa) y la Casa Muñoz y Cañete. Es precisamente curioso el carácter colorido de esta plaza, con casonas blancas, azules, el amarillo de la catedral o el rosa del hotel. Como os comentaba antes cuando llega la noche adquiere un tono más hermoso.

Si estáis de visita por Trujillo a buen seguro pasaréis por esta plaza, lugar histórico donde se gestó la ciudad y en donde se proclamó también su independencia.

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