La Libertad es uno de las regiones más bonitas de Perú, en ella encontraremos infinidad de poblados donde la historia se puede recorrer entre yacimientos arqueológicos y la cultura peruana se respira en la calles.
Buscando este tipo de experiencias llegamos a Huamachuco, que se ubica a menos de 200 kilómetros de Trujillo y cuyo nombre hace referencia a las míticas aves que sobrevuelan las sierras del norte, su nombre se puede traducir como “Sombrero de halcón”, que es la figura que adopta esta ave cuando se siente descubierta.
Su clima es frio, pero el sol brilla casi todos los días. Se ubica a 3200 m.s.n.m. en un paisaje de valles donde hace cientos de años habitaron las culturas más antiguas del país.
Para llegar a Huamachuco podremos partir desde Trujillo en dirección a Quiruvilca o si tenemos algo de dinero extra, nos llevarán en avioneta.
En los valles que rodean al casco urbano descubriremos los vestigios de la cultura Wachemin que vivieron entre las cubres de la cordillera. Otro de los sitios que nos muestran la historia del lugar es Marca Huamachuco, una ciudadela construida con piedra que se ubica en un cerro que permite una asombrosa vista de la Cordillera de los Andes y de la ciudad.
Y en el sector del Gran Camino del Inca que unía Quito con Cuzco, encontraremos Wiracochapampa que parece servía de descanso para los viajeros.
La Marca Huamachuco se ubica a 14 kilómetros del casco urbano. Lo descubriremos rodeado por una gran muralla y se supone era la sede administrativa y de gobierno de los antiguos, quienes lo llamaban Warka Waman Churu, o Pueblo del Halcón.
Se dice que las estructuras que forman la ciudadela pertenecen a diferentes períodos, pero esto no las hace menos impactantes, ya que además de arriesgadas murallas sobre acantilados, torres de más de 10 metros de altura o las estructuras que sostenían los techos, el tipo de construcción demuestra conocimiento de ingeniería hidráulica, de urbanismo y de arquitectura.
No muy lejos de allí, podremos pasar la tarde en las lagunas de Sausacocha (6 kilómetros de la ciudad) que se extienden 172 hectáreas de aguas profundas, frías y de suelo fangoso donde se crían truchas y carpas y donde crecen totorales donde se refugian los patos y gallaretas.
Si nos animamos podremos navegar por estas aguas, mientras algún lugareño nos cuenta las leyendas que explican la historia de la “Laguna rodeada de sauces” que es la traducción que se puede hacer de su nombre.
Foto Vía: Flickr por davidalmeida