Ayacucho, arte, misticismo y belleza

Ayacucho

La ciudad es muy pacífica y tiene parajes hermosos. Ayacucho ha sido habitada por gente muy ilustre, sobre todo en el período precolombino, pero la historia reciente de este lugar nos habla más bien de dolor y lamentos. Nada, ninguna consigna política, ninguna reforma, ningún cambio, ningún sacrificio justifica el sufrimiento de los más débiles.

Una cosa que debes saber es que Perú en la década del 80 vivió un conflicto armado interno, peruanos lucharon contra peruanos, el Estado contra grupos terroristas que a la larga solo produjeron dolor en el pueblo. Hay que decirlo porque cuando visites Perú podrás comprobar que todavía hay personas tristes, gente que recuerda cómo fue que perdió para siempre a un ser querido.

Y ya sé que no es lo que se acostumbra a poner en un post de turismo pero tienes que saberlo, porque en los artesanos ayacuchanos, en su cerámica, en sus tejidos finos de alpaca, en sus miradas, vas a poder darte cuenta de esa languidez que llevan a cuestas, tienen empozada la tristeza por las cosas que vivieron. A mí me parece un elemento valioso saber cuál es el origen de su dolor, a mí me parece mucho más conmovedor como a pesar de eso esta gente tiene esperanza y optimismo, tiene todavía sonrisas y éxitos que compartir.

Semana Santa en Ayacucho

Semana Santa en Ayacucho

Por alguna extraña razón ese dolor ha marcado a Ayacucho, no en vano significa «rincón de los muertos», los incas la bautizaron así porque aquí se libró una de las más cruentas batallas cuando se expandía el Imperio, los Wari no quisieron someterse y casi fueron arrasados completamente por el ejército inca.

La gente es muy acogedora, y los trabajos artesanales son lo que a mí más me sorprende, los tallados en madera y en piedra de Huamanga, sencillamente maravillosos. Prepararé luego un post con la artesanía ayacuchana (en general es una virtud de todo el Perú, tenemos grandes artesanos).

Ayacucho es un lugar muy bello, la naturaleza serrana es preciosa y la arquitectura colonial en sus iglesias, en sus casa gubernamentales, es muy hermoso.

Puedes visitar el Centro Arqueológico de VIlcashuamán, un lugar predilecto de los incas, sobre todo de sus sacerdotes.

La mejor temporada para visitar Ayacucho es en semana santa, pero prepárate para lo que verás: mucho fervor, mucha magia, mucha entrega, mucho misticismo. No importa si crees en un Dios o no, las danzas, los cantos, los rezos, la vestimenta, la comida, los sacrificios… como ser humano, te conmoverá profundamente.

Amplía esta información en: Artículos sobre Ayacucho.

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